jueves, 21 de mayo de 2015

Las verdaderas razones por las que los padres gritamos a los niños

Errores Padres
En mi trabajo he detectado que, incluso los padres que tienen clara la idea de una crianza respetuosa, se quejan de que siguen gritándole a sus hijos y no consiguen dejar de hacerlo, lo que les disgusta y saben que hace daño a sus pequeños y les enseña malos hábitos. Les gritamos, pero ¿sabemos cuáles son las verdaderas razones por las que les gritamos a los niños
Esta tarde estaré en Pontevedra delante de más de cerca de cien personas que quieren que les ayude a dejar de gritar a sus hijos pero también quiero ayudar a nuestros lectores con algunas ideas para lograrlo. Os voy a hacer algunas propuestas sencillas, accesibles para todos vosotros y que estoy segurísima de que os van a ayudar. Y empezaré hoy con las verdaderas razones por las que gritamos a los niños, que, en mi opinión, no tienen mucho que ver con los niños, ni con lo que hacen, ni con si nos hacen caso, sino con nosotros mismos, los adultos responsables, con autocontrol y maduros que se supone que somos.
Las razones por las que gritamos a nuestros hijos son muy complejas y no en todas las personas que gritan serán las mismas, pero mi experiencia es que hay muchos puntos en común.
Hace poco alguien me decía que las madres y padres que no gritan solo existen en grupos de internet, pero que nadie es capaz de controlarse tanto. Y aunque quizá tenemos que tener claro que la perfección no existe, si estoy segura que dejar de gritar no es un objetivo inalcanzable y que, si te lo propones, puedes lograrlo.

Estamos agotados

La falta de sueño es quizá una de las razones por las que más perdemos los nervios y tener niños pequeños casi siempre va unido a tener menos horas de sueño o descanso de las que querríamos. Cada familia debe buscar la manera de la que pueden darse el mayor tiempo posible de descanso pero una cosa está clara, ambos miembros del equipo de crianza deberían estar en las mismas condiciones y servirse de apoyo, intentar el colecho, ponerles una peli en la cama mientras echámos el último sueñito o levantarnos por turnos si el niño es de esos que se levantan a las seis de la mañana y solo quieren jugar.
A medida que crecen nuestros hijos su capacidad para comprendernos y empatizar con nosotros, si nosotros hemos sido empáticos, aumentará, y entenderán que necesitamos descansar o que ese día no nos encontramos bien, pero cuando son chiquitines eso es muy dificil y, sin duda, es una parte dura de la crianza.
Buscando apoyo las cosas mejoran pero siempre habrá una parte de atención a los niños que nos costará si estamos especialmente enfermos o agotados. Un sola cosa que resume todo es lo que os dará fuerzas, de verdad que merece la pena el pasar esos momentos pensando en que gritarles, a la larga, envenena vuestra relación y pone el cimiento de faltas de respeto mutuas en el futuro.

Una vida demasiado exigente

Otra razón por la que gritamos a nuestros hijos, que no debería servirnos de excusa sino para entener que no somos monstruos, es que nuestra vida y la de los niños es excesivamente estresante y no responde a nuestras necesidades reales. No hay tiempo libre para apenas nada. Las jornadas laborales son agotadoras y, si no hay trabajo, las preocupaciones también pueden ser devastadoras. Por mucho que mejore la comodidad de nuestras casas hay obligaciones en el cuidado del hogar, la limpieza, alimentación, compras y actividades que nos llegan a abrumar. Aunque parezca dificil no queda otro remedio que simplificar nuestra vida y reorganizarla para ser más felices.
El cansancio y el agobio por las preocupaciones o las tareas pendientes hace que presionemos a los niños par que no molesten y para que se adapten a un horario muy apretado, les exigimos que obedezcan y atiendas a cosas que a ellos, realmente, no les corren ninguna prisa de forma natural: cenar a una hora exacta, bañarse, recoger, dejar de jugar... podéis decirme que tienen que adaptarse a la vida y que queréis que obedezcan, pero si lo pensáis, las necesidades que les imponemos son, muchas veces, cosas que para su infancia no son necesarias y sería todo más sencillo si no viviéramos con un horario tan rígido.
No siempre vamos a poder cambiar esas cosas pero mi consejo es reflexionar sobre si algunos de esos conflictos, los que sean más habituales en nuestra casa, se suavicen flexibilizando las exigencias. Las razones por las que gritamos no son los niños, sino nuestras propias expectativas o límites.

A nosotros nos gritaban nuestros padres

Otra de las razones por las que les gritamos a los niños es nuestra propia infancia. No siempre, pero en muchos casos, nosotros también recibimos, incluso de los padres amorosos, gritos, palabras duras, chantajes, etiquetas y hasta algún golpe. Hemos normalizado ese tipo de violencia. Hasta los padres que no quieren hacerlo han crecido en un entorno en el que a los niños se les puede gritar o faltarles al respeto sin graves consecuencias. Y eso deja huella. Aunque no lo justifiquemos lo hemos interiorizado, forma parte de nuestro enculturamiento y, en los momentos de tensión, cansancio, enfado o menor racionalidad, nos dejamos llevar por un patrón inconsciente. Y gritamos.

Los niños no hacen caso

Los padres que suelen gritarle a sus hijos explican que gritan porque si no lo hacen los niños no les hacen caso y, por eso, aunque no les guste, se "ven obligados". Los padres que castigan mucho dicen los mismo, si no les castigan no hacen caso. No conozco a padres que le peguen a sus hijos pero estoy segura que usarán una argumentación parecida. Y la razón es que ellos mismos, con su pérdida de control, le han enseñado a los niños que ese es el momento en el que deben hacer caso, que antes no es tan en serio. Las pautas de comunicación se enseñan en la misma comunicación.
Claro, hay niños que no hacen caso a la primera, ni a la segunda... ni a la décima, ya lo se. Pero gritar no enseña nada de nada, a la larga no consigue cambiar el comportamiento del niño, habrá que seguir gritando más y más y más. Una ruina de relación, que se irá aproximando a la adolescencia con un ambiente que tarde o temprano el niño reproducirá. Si un niño no hace caso y estamos muy seguros de que eso es importante, la manera de hacernos entender no es gritar, es explicar con palabras sencillas y repetir. Paciencia. Ponernos en el lugar del niños. Valorar si nuestras peticiones son razonables. No dejarles ponerse en peligro a ellos mismos ni a otros, pero entender que necesitan tomar decisiones propias poco a poco.

La enorme responsabilidad

Realmente el trabajo más exigente y de mayor responsabilidad que existe es educar a nuestros hijos. Su seguridad y salud depende de nosotros, y también el que crezcan como personas empáticas, respetuosas consigo mismos y los demás, que puedan tener una formación adecuada para cumplir sus sueños en la infancia y la vida adulta. La responsabilidad pesa mucho y eso a veces, admitámoslo, nos supera.
Estas son algunas de las razones por las que gritamos a nuestros hijos sin querer hacerlo y sabiendo que no es bueno para ellos. Pero el tema de para mucho y la próxima semana veremos cuales son las razones que hay para que aprendamos a educar sin gritos.

lunes, 18 de mayo de 2015

"PULEVA Mamá": nuevas y peligrosas infusiones para las madres lactantes

Puleva

PULEVA es uno de los más conocidos fabricantes de leche de bebé, de leche para niños, para adultos y de alimentos lácteos de nuestro país. Llevan años trabajando con la leche de vaca para ofrecérnosla en diversos productos orientados a diferentes edades y, además, llevan años investigando algo que seguro que muchos desconocéis y que quizás os sorprenda: la leche materna.

Es (ahora a continuación os lo cuento de manera más extensa) probablemente la empresa española, y quizás incluso a nivel mundial, que más información tiene acerca de la leche materna y, por ello, los que les conocemos, teníamos la certeza de que tarde o temprano aprovecharían ese conocimiento, no solo para fabricar su leche artificial, sino también para crear productos para ayudar de algún modo a las madres lactantes con problemas.

Los primeros productos ya han llegado y el resultado no puede ser más amargo, y no me refiero al sabor, sino a que han creado unas infusiones llamadas "PULEVA Mamá", con el subtítulo "infusión para la Lactancia Materna", que tienen como misión ayudar a las madres que dan el pecho a incrementar la producción de leche materna y ayudar al bebé a tener mejores digestiones. ¿El problema? Que no hay ninguna evidencia de que los ingredientes que incluyen hagan algo y lo peor, que pueden ser hasta peligrosas para el bebé.

¿PULEVA estudiando la lactancia materna?

Hace 6 años mi mujer, Miriam, sufrió una extraña infección en los pechos. Era una mastitis, pero no tenía los típicos síntomas de ingurgitación, con el pecho hinchado, duro y enrojecido, sino una especie de descamación en el pezón que le producía un dolor terrible en cada toma. Comentándolo con la matrona Inma Marcos nos comentó la posibilidad de tomar muestras de leche y analizarla para saber qué bacteria estaba haciendo de las suyas.

¿Analizar la leche? ¡Pero si eso no es habitual! Por entonces no era demasiado habitual analizar la leche porque a las madres con mastitis se les solía recetar un antibiótico y listo, cuando lo lógico es ver qué bacteria está dando guerra y recetar un antibiótico adecuado para esa bacteria.

Lo más curioso es que la leche que recogimos se envió mediante mensajero en frío a Madrid, a la Universidad Complutense, donde un grupo de investigadores trabajaba con el fin de conocer la leche materna, su composición, sus bacterias, qué sucede cuando hay infección, cómo tratarlas, etc., etc.

Gracias a esa investigación y a varias posteriores sabemos que la leche materna está llena de bacterias que conviven entre sí en equilibrio, que esas concentraciones varían muchísimo entre mujeres y que cuando no hay una correcta extracción, cuando el bebé no mama bien, cuando algo no va como debería haber, algunas bacterias deciden molestar más de la cuenta y empiezan a multiplicarse, produciéndose un desequilibrio y la consiguiente infección. Gracias a todas esas investigaciones sabemos que muchas de las mastitis pueden curarse con sustancias probióticas provenientes de la leche materna (algo así como dar a la mujer leche materna para que cure su leche materna) y a veces con otros tipos de probióticos (a ver si un día hablo de esto también). En fin, resumiendo, ese equipo de investigadores lleva años haciendo increíbles avances en lo que a leche materna se refiere y lo más curioso es que detrás, poniendo el dinero, está PULEVA (todo hay que decirlo, si no estuvieran, seguramente no se habrían hecho tantos avances porque la investigación cuesta mucho dinero y no siempre hay alguien decidido a poner el dinero).

¿Qué esperábamos los que sabemos esto? Pues que un buen día PULEVA presentara un producto basado en probióticos aislados por ellos mismos, en base a su investigación, capaces de tratar las mastitis de las mujeres, evitando así el uso de antibióticos, por ejemplo.

Sin embargo, han sacado las infusiones 'PULEVA Mamá'

Pues eso, en vez de presentar lo que muchos pensábamos (que podría ser más o menos útil, eso ya se vería, pero al menos no dañino), va y sacan unas infusiones con Hinojo, Anís verde, Alcaravea y Tila entre sus componentes principales (el resto son para dar sabor y aroma).

Lo publicitan como infusiones con ingredientes naturales, que ya sabemos que eso suena a "muy sano" y a "esto es imposible que te haga ningún daño", pero a estas alturas de la película todos sabemos que no todo lo que es natural es inocuo.

¿Cuál es el peligro?

Ya en el año 2004 (hace ya más de 10 años) en la Guía para Profesionales de Lactancia Materna publicada por la AEP (Asociación Española de Pediatría) se habló de las infusiones explicando que no había evidencia científica de que ayudaran en nada a la producción de leche y advertía de que, al no estar descrita la dosis máxima el riesgo para el bebé era evidente. No es lo mismo tomar una infusión preparada con un porcentaje de hinojo determinado que tomar dos. No es lo mismo esta infusión de hinojo que otra de otra marca. No es lo mismo comprar una infusión de hinojo que dice que es para las madres, que comprar hinojo y hacerte en casa una infusión.

Es más, está muy extendida la creencia de que las infusiones pueden ayudar de alguna manera a la lactancia materna y no es así. De hecho, es que no hay ningún alimento que aumente la producción de la lactancia materna, y si lo hay, aún no se ha descrito su efecto, porque todos los que se creen que hacen algo no han podido demostrar que en realidad lo hagan.

El peligro, entonces, es hacer creer a las madres que lo que se van a tomar les va a ayudar a producir más leche cuando no es cierto. Si no hay un problema real de lactancia, el efecto en este sentido será cero: no ayudará a la mamá a producir más leche, pero como no hay ningún problema, no cambiará nada. Pero si hay un problema, si una madre en realidad tiene problemas con la producción de leche, probablemente por un mal agarre del bebé, optar por esta solución no le ayudará en nada. Y lo peor no es que sea ella la que la elija, sino que algún profesional poco actualizado opte por esta solución "es verdad, no gana mucho peso, pues mira, tómate estas infusiones, que aumentan la producción y así tu hijo tomará más leche". Un verdadero problema porque no habrá ninguna mejoría mientras no se revise esa posición (o el problema que hace que el bebé no gane suficiente peso) y el riesgo para el bebé será más que evidente.

¿Más riesgos?

Pero esto no es todo, amigos y amigas. Si vamos a la maravillosa página E-lactancia, donde desde hace años podemos consultar miles de fármacos y sustancias para saber si son o no compatibles con la lactancia, observamos que el Hinojo tiene un "Riesgo Nivel 2" para el lactante:
Hinojo2

Como veis, entre otras propiedades, es neurotóxico y convulsivante, pero no parece que ayude en nada a las madres ni a los bebés.

Si buscamos el Anís verde vemos que es "Riesgo nivel 1", poco peligroso a bajas dosis, pero que puede disminuir la producción de leche materna y puede ser peligroso si se consume en dosis elevadas:
Anis2

El resto de componentes son seguros, pero son los que están en menor cantidad (el 40% es Hinojo). Así que estas infusiones no solo son peligrosas si se toman por tomar, sino también si se toman esperando unos efectos positivos sobre la producción, que nunca llegarán.

¿Cuál es mi decepción?

Pues os lo podéis imaginar. Mi decepción es saber que PULEVA lleva años invirtiendo en investigar la leche de las madres, que a través de unos investigadores que han hecho un trabajo encomiable (y que han publicado varios estudios explicando sus avances y los posibles tratamientos ante infecciones), y ver que al final lo que sacan al mercado no es más que una farsa que solo busca ampliar el negocio, ganar dinero, llegando a un nicho de mercado todavía poco explotado, el de las madres lactantes, a través de un producto que promete hacer por la vía rápida lo que las madres requieren de un modo más pausado: calma, paciencia, confianza, tiempo con el bebé, succión eficiente y, si hay problemas, alguien que las acompañe, ayude y guíe para que la lactancia pueda ser exitosa.

No, PULEVA, así no. Tenía muchas esperanzas en que todo acabara de un modo diferente. Si hasta logré un ejemplar con gran parte de los estudios e investigaciones acerca de la leche materna, la mar de interesante, con vuestra marca en la portada y contraportada. Esperaba mucho más, pero no, al final demostráis que lo único que importa es el dinero, y que está incluso por encima de la salud de las madres y de los bebés.

Fuente: http://www.bebesymas.com/lactancia/puleva-mama-nuevas-y-peligrosas-infusiones-para-las-madres-lactantes

jueves, 14 de mayo de 2015

El Gobierno de Nepal solicita que no se les envíe leche artificial ni alimentos para bebé

El gobierno de Nepal pide que no se envíe leche artificial
Una de las cosas que más me sorprendió cuando, hace unos años, ocurrió una catástrofe en Gaza (una de tantas que azotan al mundo cada cierto tiempo) fue que se solicitó que no se enviara leche artificial para los bebés. "Pero si están en situación de crisis y hambruna, ¡salvará muchas vidas!", pensé yo.
Esto que pensé es, seguro, lo mismo que muchos estaréis pensando ahora al leer que el Gobierno de Nepal (sabréis que fueron víctimas de un terremoto que les ha dejado en una situación dramática) ha pedido, a través de un comunicado oficial, que no se les envíe leche artificial ni alimentos para bebés de hasta 2 años. ¿Por qué? Ahora mismo os comento dicho comunicado y entenderéis las razones.
El comunicado se hizo público hace poco más de una semana y está corriendo por la red con el fin de evitar que ninguna marca de leche artificial y alimentos de bebé, que ninguna ONG y que nadie con buenas intenciones envíe alimentos de bebé.
Se calcula que son ya más de 8.000 las víctimas por el terremoto y cerca de 1,5 millones de personas las que están necesitadas de alimento, entre las que se incluyen los bebés. Se solicita, obviamente, toda ayuda posible para esas personas, pero no para los bebés, y no es que no quieran salvarles la vida, sino todo lo contrario: lo hacen para salvarles la vida.
Tal y como nos explican en dicho comunicado, los bebés y niños hasta 2 años son los peor parados en situaciones de emergencia y de desastres naturales. La mortalidad aumenta por culpa de las enfermedades infecciosas que no llegan a superar y por culpa de la diarrea, que les deja terriblemente deshidratados y desnutridos. Ante esta situación lo ideal es lograr que estén bien alimentados e hidratados y alejarles de las fuentes de infección. Por eso en una situación así se aboga por la lactancia materna como alimento ideal.

¿Lactancia materna porque es mejor?

Sí y no. Sí, claro que es mejor y claro que en una situación así lo ideal es leche materna, pero en caso de que el bebé corra peligro, ¿por qué no darle leche artificial? En caso de emergencia, obviamente, si no hay leche humana se le da al bebé leche artificial, pero se hace de manera controlada, en un lugar en el que se puede asegurar la salubridad del agua y de los biberones. Las madres no deben recibir leche artificial ni comida de bebés porque no tienen manera de prepararla y dársela a los niños sin ponerles en riesgo.
Se suele pensar que en una situación así, de estrés y de mala alimentación, las madres no podrán amamantar a sus hijos. Para ayudarlas y ayudar a todos los bebés, con buenas intenciones (o quizás no con buenas intenciones, porque hace años se les pidió a los fabricantes que la enviaran en botes sin etiquetas, para que no se supiera el fabricante y no se hiciera publicidad encubierta y éstos rechazaron esa posibilidad en plan "o se ve la marca bien clara, o no envío nada"), se tiende a donar fórmulas infantiles, otros productos lácteos y alimentos para bebé. La realidad es que el estrés puede afectar al flujo de leche materna, pero no a la producción, y el flujo se restaura en cuanto madre y bebé tienen un momento y un espacio para estar juntos (si así no fuera, si la leche materna dependiera del total bienestar de las madres, probablemente ninguno estaríamos aquí y ya nos habríamos extinguido), sintiéndose arropados y seguros.
En cuanto a la calidad de la leche, se sabe que la leche de una mujer malnutrida puede alimentar perfectamente a su bebé, pero para evitar dicha situación, para que las madres puedan cuidar bien de sus bebés, deben recibir alimento y líquidos que protejan su salud y bienestar y así, de rebote, se protege también a los hijos. Vamos, que en realidad, son las madres las que necesitan alimento y agua para tener una nutrición adecuada.

Siempre reciben demasiado

Según explican, en situaciones de emergencia llegan demasiados productos para bebé, y estos les acaban poniendo en riesgo porque, como hemos dicho, las madres no tienen muchas veces acceso a agua potable o no tienen manera de limpiar adecuadamente los utensilios con que preparar y dar los alimentos al bebé. No es que no acepten dichos alimentos, sí se aceptan de manera controlada, el problema es que muchas veces llegan sin haber sido solicitados, sin control alguno por parte del receptor. Los que sí cogen, los que sí usan, son aquellos que utilizan para alimentar a los bebés que están en situación excepcional, que no pueden o no deben ser amamantados. A estos bebés, bajo un estricto control y supervisión de las condiciones higiénicas, se les alimenta con leche artificial.

Si no lo hicieran así...

Si no lo hicieran así, si permitieran el acceso de las madres a la leche en polvo y los alimentos de bebé, muchas madres que podrían amamantar a sus bebés optarían por alimentar a sus bebés con dichos alimentos ("los de los países ricos nos mandan esto para ayudar a nuestros bebés, ¡qué gente tan amable! No podemos obviar esta ayuda"). Esto pondría a sus hijos en riesgo de infección y diarrea.
Además, es inadmisible que las marcas aprovechen situaciones así para intentar hacer promoción de los productos, así que el gobierno avisa de que no habrá carteles ni avisos de que se administrarán dichos alimentos. En caso de que los bebés realmente lo necesiten, trabajadores de salud o de la comunidad se encargarán de explicar claramente a los padres cómo deben darlo a sus bebés y cuáles son los terribles riesgos de hacer un uso inadecuado.
Así que lo que están haciendo es intentar ofrecer a las madres protección para que puedan cuidar y alimentar adecuadamente de sus hijos, solicitar ayuda a personal calificado o voluntario para apoyar a las madres y ayudarles en cuanto necesiten y ofrecerles ayuda para gestionar los posibles problemas de lactancia con el objetivo de lograr que el máximo número de bebés tomen pecho. En caso de no sea posible o cuando los bebés no tienen a sus madres, intentar otras maneras de amamantar a los bebés, como por ejemplo a través de una nodriza.
Por eso, desde el Gobierno de Nepal, solicitan a todos los implicados en la financiación, planificación y ejecución de la respuesta de emergencia que tengan en cuenta esto, que lo primordial para los bebés, ahora mismo, es que reciban leche materna de sus madres y, por lo tanto, que no dediquen recursos a enviar alimentos de bebé en mayor cantidad de la requerida por ellos mismos.

¿De verdad las marcas envían leche para hacerse promoción?

Sí, claro que lo hacen. No sé si todas, una minoría o la mayoría, pero lo hacen, y no es algo de ahora. Llevan décadas con ello y solo el Código de Sucedáneos de la Lactancia Materna, redactado en 1981, logró mitigar un poco el efecto devastador que estaba teniendo la leche artificial en los bebés, con millones de muertes cada año como consecuencia de deshidrataciones, malnutriciones e infecciones.
¿Qué por qué hacen algo así? Fácil: ¿cuántos bebés nacen cada año en esos países? Millones. Por eso no lo hacen solo en caso de catástrofe, sino siempre. Tratan de llegar a cualquier parte, con regalos, engaños y todo lo que puedan hacer con tal de lograr que los padres compren la leche artificial, aun cuando una lata les suponga gran parte del dinero que tienen. Durante muchos años las muestras llegaban a los profesionales que, en muchos casos, cuando no tenían una solución clara para un problema de lactancia, daban muestras, biberones, tetinas y todo lo necesario a las madres para que le dieran suplemento a los bebés. Las madres, viendo que la solución de los médicos a su problema era un bote de leche, consideraban que era una solución factible y deseable ("si me lo da el médico, será que es bueno") y acababan por dar leche artificial a sus hijos. Sin agua potable muchas veces, sin manera de calentar el agua, sin poder limpiar bien los biberones y sin medios para comprar más (y haciendo durar cada lata más de lo recomendable, dando leche aguada), los niños llevan muchos años desnutriéndose y muriendo por culpa de las ganas de ganar dinero de las multinacionales fabricantes de leche artificial.
Esto no lo dicen, claro, desde el Gobierno de Nepal. Esto lo digo yo porque es indignante: nadie, ni las madres ni los médicos deberían nunca recibir ningún tipo de muestra de leche artificial (y sin embargo las recibimos). De hecho, ni siquiera deberíamos recibir visitas de comerciales de leche artificial y a mi Centro de Atención Primaria vienen a menudo. Y si aquí en el primer mundo no debería suceder, imaginad en el tercer mundo, donde el ser amamantado o no puede hacer la diferencia entre vivir o morir.

Más información | Comunicado del Gobierno de Nepal
Foto | ActionAID

Fuente: http://www.bebesymas.com/infancia/el-gobierno-de-nepal-solicita-que-no-se-les-envie-leche-artificial-ni-alimentos-para-bebe

jueves, 7 de mayo de 2015

Mochila ergonómica vs “colgona disfrazada”

La mayoría de los papás que vienen a nuestros talleres tienen claro cuando ven algunas mochilas que no son ergonómicas (también conocidas como “colgonas”), o al menos que no son cómodas ni  adecuadas para el bebé.
En la siguiente imagen tenemos algunos ejemplos muy claros: bebés mirando hacia delante,  mal sujetos sobre estructuras complicadas, y claramente incómodos a pesar de que algunos sonrían en la foto.
Son ejemplos muy fáciles de identificar, de los que la mayoría de los padres huyen cuando buscan una mochila.
mochilas colgonas

 Pero a veces las colgonas no son tan fáciles de distinguir de una mochila ergonómica…

En algunas ocasiones cuando los padres sin experiencia en porteo ven la misma mochila colgona con el bebé mirando hacia dentro, les cuesta más distinguir si es ergonómica o no.
Además últimamente algunas marcas,  presionadas por la evidencia científica sobre los efectos negativos de llevar al bebé en este tipo de mochilas , intentan “difrazar” algunas de sus mochilas para que parezcan ergonómicas.
En este post vamos a ver que características cumple una mochila ergonómica frente a una colgona, aunque en la foto o en la descripción el fabricante haya intentado “maquillarlas”, y cómo desenmascarlas:

 Posición inadecuada de la cadera

Aunque algunas mochilas colgonas intentan “disfrazarse” de ergonómicas y aumentar el tamaño del puente (tela que va desde una corva del bebé hasta la otra), en el mejor de los casos las rodillas del bebé quedan en paralelo al culete, y no a la altura del ombligo que es la posición adecuada.
En la mayoría de los casos esa tela que soporta el peso del bebé es tan estrecha que carga sobre los genitales.
posición cadera portabebe

No dan soporte adecuado para la cabeza del bebé

Las mochilas colgonas están diseñadas para permitir que el bebé mire hacia delante. Por este motivo para sujetar la cabeza del bebé hacen solapas rígidas que no se adaptan adecuadamente.
En cualquier mochila ergonómica, la capucha es flexible y se adapta al tamaño y altura del bebé.

mochila ergonómica sujecion cabeza

Los brazos del bebé cuelgan y no puede colocarlos en la posición que le resulte cómoda

En las mochilas colgonas los brazos del bebé cuelgan por fuera inevitablemente, sin dejarles otra alternativa.
En una mochila ergonómica el bebé puede colocar los brazos en la posición que le resulte más cómoda, y cuando el bebé tiene control sobre el tronco, puede sacar los brazos cuando está despierto.
posición brazos portabebe

Desequilibrio en el peso del bebé

Recordemos que como norma general la cabeza del bebé tiene que estar a la altura de nuestros besos, el bebé no debe quedar demasiado bajo.
Su culete tiene que estar por encima de la línea nuestro ombligo, ya en caso de llevarlo más bajo desequilibra nuestro centro de gravedad y la espalda del porteador sufrirá al inclinarse hacia delante para compensar ese desequilibrio.
peso equilibrado mochila ergonómica

Estructura rígida que no se adapta a la forma de la columna vertebral del bebé

La espalda del bebé tiene forma de C, cuando nace esta curvatura es más cerrada y se va abriendo a medida que la columna vertebral va madurando.
La mochila debe ser flexible y adaptarse a la espalda del bebé y no al contrario.
posición espalda portabebe

Las mochilas colgonas tienen estructuras complicadas e incómodas que intentan compensar el desequilibio

Las mochilas ergonómicas siguen el mismo esquema; tirantes y cintura acolchada que distribuyen bien el peso, y resultan muy fáciles de colocar.
En las mochilas colgonas encontramos una amplia variedad de estructuras y diseños complicados, con múltiples posiciones, cremalleras y corchetes que se cierran y ajustan. Éstos aparatosos diseños responden a la necesidad de intentar compensar el desequilibio que produce para el porteador llevar al bebé mirando hacia delante o en una posición inadecuada, pero no lo consiguen.
estructura mochila portabebéEsperamos que  este análisis os haya servido para identificar fácilmente cuando os encontráis ante una mochila ergonómica, y no una colgona que intenta parecerlo. Y si aún os queda alguna duda… ¡siempre podéis probarlas!

FUENTE: http://www.elultimokoala.com/blog/mochila-ergonomica-vs-colgona-disfrazada/

ACTIVIDADES DE JUEGO Y MANUALIDADES MONTESSORI

DEBIDO AL GRAN ÉXITO QUE ESTÁ TENIENDO LA ACTIVIDAD, AMPLIAMOS HORARIOS. NUEVOS HORARIOS: 
- MIÉRCOLES 17:00 A 18:00
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Os traemos una actividad nueva que estamos seguros que os gustará.

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martes, 5 de mayo de 2015

Tres verdades sobre las madres que han pasado por una cesárea

Ser fotógrafa especializada en nacimientos me permite captar unas de las historias más felices en la vida de una familia. Entro al lugar del parto y documento los pequeños y grandes momentos que allí ocurren. Cuento la historia de la llegada de su hijo o hija al mundo. Las luchas, los miedos, el dolor, la alegría.
Estas historias son preciosas.
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Pero en este mundillo veo que hay un determinado tipo de nacimiento idealizado, y en mi trabajo reflejo muchos que encajan en dentro del estándar. Si hubiera que dar un trofeo, se lo llevarían los partos naturales sin epidural, en los que la madre y su pareja se muestran activos y sin trabas por parte de médicos o enfermeros. Justo la otra noche leí una historia en la que la madre, involuntariamente, dio a luz en la bañera de su casa. Su marido cogió al bebé porque allí no había nadie más. Se sentaron en su sofá y trataron de asimilar el milagro de la vida. Fue una historia perfecta... y estoy segura de que llegará a oídos de mucha gente.
Quizá algunos hayáis leído sobre el increíble parto de nalgas que fotografié en febrero. A la madre la estaban preparando para una cesárea de urgencia cuando sintió tal necesidad de empujar que su hija salió, de nalgas, mientras ella estaba en la mesa de operación. Una vez más, se trata de una historia impresionante que inspiró a muchas mujeres a mantener sus objetivos en el parto.
Pero, últimamente, he estado pensando en los héroes olvidados. He estado pensando en las historias de partos que no reciben necesariamente todas las felicitaciones ni los compartidos en Facebook. Hablo de las historias de cesáreas y de las valientes mujeres que dan a luz a sus hijos con esa fuerza y esa belleza.
Por eso, os animo a dar un paso atrás y a que os regocijéis con estas tres verdades sobre las mamás que han pasado por una cesárea.
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1. Son valientes
La preparación para la cesárea no es coser y cantar. Muchas veces, la pareja de la madre no tiene permitido entrar o sólo puede hacerlo después de que le hayan administrado la epidural y de que todo el mundo esté en sus puestos. Esto significa que mientras los médicos y enfermeros pululan por allí, preparando la sala de operaciones para el parto (quizá hablando de la comida o de la película que vieron el fin de semana), una mujer embarazada espera en una mesa de operaciones pensando en lo que tiene por delante, a menudo asustada y a menudo sintiéndose muy sola.
En esos momentos, esa mujer saca toda la fuerza y el amor que siente por su bebé. Primero la inunda el miedo... y luego lo aleja de sí. Sabe que en ese momento, eso es lo mejor para su hijo, aunque lo mejor signifique una cirugía, con heridas y cicatrices de verdad. Aunque lo mejor signifique apartar un sueño o una visión que llevaba nueve meses construyendo en su cabeza.
Si nunca te han practicado una cesárea, te animo a que te imagines la dura realidad de esos momentos. Ponte en su lugar, en esa mesa, esperando, probablemente aterrorizada. Cuando lo hagas, creo que te darás cuenta rápidamente de lo valientes que son las madres.
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2. Son fuertes
No hay muchas madres que puedan decir que la cesárea fue lo primero que se imaginaron al pensar en el parto. Las cesáreas son una necesidad médica en la mejor de las situaciones; en el peor de los casos, puede ser por una práctica anticuada del doctor o por su interés.
Algunas madres tienen semanas para mentalizarse de un cambio en sus planes, pero muchas sólo tienen días, horas o incluso minutos. De repente, todo lo que se imaginaban cambia. Sus planes de parto se han ido al garete. Les espera una cirugía. No saben cuánto tendrán que esperar hasta poder sostener al bebé en sus brazos.
Los seres humanos no solemos tolerar bien las situaciones de cambio repentino. Y aun así, las madres encuentran el modo de dejar su orgullo y conectar con una fuerza interna que les permite aceptar la alternativa y dar a luz a su hijo.
Pero luego viene la operación en sí. Los cortes y las suturas. A veces tienen que pasar meses para que la madre se recupere por completo. Y aunque tras pasar por el quirófano a todo el mundo le gustaría tumbarse con una gran tarrina de helado y ponerse a ver películas como si no hubiera mañana, las madres hacen justamente lo contrario. Tienen que dar el pecho, criar, querer a sus preciosos bebés, que necesitan el vínculo con su madre.
Tanto física como emocionalmente, estas mujeres son MUY fuertes. Además, su fuerza no sólo se observa en el parto; su fortaleza tiene que durar semanas y meses y años, mientras se les cura el cuerpo y el alma, y conciben nuevos sueños con sus pequeños en brazos.
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3. Son bellas
Ser madre deja muchas cicatrices. Algunas son psicológicas y otras físicas. Las madres que han pasado por una cesárea suelen tener ambas. Pero sus cicatrices son recuerdos potentes de la fuerza y la valentía que mostraron cuando trajeron a su hijo al mundo. Estas cicatrices son la puerta por la que pasaron sus hijos cuando dejaron un mundo para entrar en el siguiente.
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Me cautiva lo diferente que es cada cicatriz: la textura, la longitud, el lugar. Precisamente como cada cicatriz es única, así es cada historia de cada madre. Me apasiona la forma en que las cicatrices cambian con el tiempo: cómo se difuminan, cómo crecen, cómo se curan. Estas cicatrices son bellas, son motivo de alegría. En vez de esconderlas con vergüenza, hay que animar a las madres a enseñar al mundo sus cicatrices de fuerza y coraje.
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El artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.
Fuente  http://www.huffingtonpost.es/monet-moutrie/tres-verdades-sobre-las-madres_b_7190798.html