Estas historias son preciosas.
Quizá algunos hayáis leído sobre el increíble parto de nalgas que fotografié en febrero. A la madre la estaban preparando para una cesárea de urgencia cuando sintió tal necesidad de empujar que su hija salió, de nalgas, mientras ella estaba en la mesa de operación. Una vez más, se trata de una historia impresionante que inspiró a muchas mujeres a mantener sus objetivos en el parto.
Pero, últimamente, he estado pensando en los héroes olvidados. He estado pensando en las historias de partos que no reciben necesariamente todas las felicitaciones ni los compartidos en Facebook. Hablo de las historias de cesáreas y de las valientes mujeres que dan a luz a sus hijos con esa fuerza y esa belleza.
Por eso, os animo a dar un paso atrás y a que os regocijéis con estas tres verdades sobre las mamás que han pasado por una cesárea.
La preparación para la cesárea no es coser y cantar. Muchas veces, la pareja de la madre no tiene permitido entrar o sólo puede hacerlo después de que le hayan administrado la epidural y de que todo el mundo esté en sus puestos. Esto significa que mientras los médicos y enfermeros pululan por allí, preparando la sala de operaciones para el parto (quizá hablando de la comida o de la película que vieron el fin de semana), una mujer embarazada espera en una mesa de operaciones pensando en lo que tiene por delante, a menudo asustada y a menudo sintiéndose muy sola.
En esos momentos, esa mujer saca toda la fuerza y el amor que siente por su bebé. Primero la inunda el miedo... y luego lo aleja de sí. Sabe que en ese momento, eso es lo mejor para su hijo, aunque lo mejor signifique una cirugía, con heridas y cicatrices de verdad. Aunque lo mejor signifique apartar un sueño o una visión que llevaba nueve meses construyendo en su cabeza.
Si nunca te han practicado una cesárea, te animo a que te imagines la dura realidad de esos momentos. Ponte en su lugar, en esa mesa, esperando, probablemente aterrorizada. Cuando lo hagas, creo que te darás cuenta rápidamente de lo valientes que son las madres.
No hay muchas madres que puedan decir que la cesárea fue lo primero que se imaginaron al pensar en el parto. Las cesáreas son una necesidad médica en la mejor de las situaciones; en el peor de los casos, puede ser por una práctica anticuada del doctor o por su interés.
Algunas madres tienen semanas para mentalizarse de un cambio en sus planes, pero muchas sólo tienen días, horas o incluso minutos. De repente, todo lo que se imaginaban cambia. Sus planes de parto se han ido al garete. Les espera una cirugía. No saben cuánto tendrán que esperar hasta poder sostener al bebé en sus brazos.
Los seres humanos no solemos tolerar bien las situaciones de cambio repentino. Y aun así, las madres encuentran el modo de dejar su orgullo y conectar con una fuerza interna que les permite aceptar la alternativa y dar a luz a su hijo.
Pero luego viene la operación en sí. Los cortes y las suturas. A veces tienen que pasar meses para que la madre se recupere por completo. Y aunque tras pasar por el quirófano a todo el mundo le gustaría tumbarse con una gran tarrina de helado y ponerse a ver películas como si no hubiera mañana, las madres hacen justamente lo contrario. Tienen que dar el pecho, criar, querer a sus preciosos bebés, que necesitan el vínculo con su madre.
Tanto física como emocionalmente, estas mujeres son MUY fuertes. Además, su fuerza no sólo se observa en el parto; su fortaleza tiene que durar semanas y meses y años, mientras se les cura el cuerpo y el alma, y conciben nuevos sueños con sus pequeños en brazos.
Ser madre deja muchas cicatrices. Algunas son psicológicas y otras físicas. Las madres que han pasado por una cesárea suelen tener ambas. Pero sus cicatrices son recuerdos potentes de la fuerza y la valentía que mostraron cuando trajeron a su hijo al mundo. Estas cicatrices son la puerta por la que pasaron sus hijos cuando dejaron un mundo para entrar en el siguiente.
Este post apareció originalmente en Cord Mamas. Puedes seguir sus historias en Facebook e Instagram (@cordmamas).
El artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano.
Fuente http://www.huffingtonpost.es/monet-moutrie/tres-verdades-sobre-las-madres_b_7190798.html
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